
Crónica de una muerte anunciada de un Real Madrid sin plan ni alma
En esta ocasión no hubo milagro y el Real Madrid cayó ante el Arsenal en el Bernabéu. Una crónica de una muerte anunciada que desembocó en la peor derrota de la historia blanca en unos cuartos de final de Champions League. Desde que Irfan Peljto señaló el final del primer asalto en el Emirates Stadium, en la cúpula madridista se empezó a hablar de remontada y de milagros ya vistos en un escenario que, junto a una afición entregada desde mucho antes del comienzo del encuentro, no vería a los suyos corresponder con otra heroicidad. Esta vez no fue por falta de tiempo, ni siquiera de ganas, sino por un cúmulo de errores que activaron un reloj que llevaba en cuenta atrás desde agosto.
BATACAZO PREVISIBLE
Ni al más ciego debería haberle pillado por sorpresa el batacazo merengue. Desde la Jornada 1 de Liga ante el Mallorca, se vio a un equipo sin una idea clara de juego, incapaz de ejercer una presión conjunta o de construir desde atrás. Las grandes individualidades maquillaban los problemas, pero los resultados se truncaban cada vez que enfrente había un rival trabajado, consciente de las carencias del Madrid y con capacidad para penalizarlas.
Por eso, lo del Arsenal no es ninguna sorpresa. Los Gunners, en una eliminatoria a 180 minutos, sacaron a relucir todas las debilidades de un conjunto blanco que nunca dio la sensación de poder pelear por el pase a semifinales. Arteta, con un equipo trabajado al milímetro, desactivó cualquier intento de Ancelotti, blindó a los suyos ante las individualidades madridistas y dejó en evidencia las costuras de un conjunto al que le empezó a sonar dicho reloj en cuenta atrás.
PLANIFICACIÓN FALLIDA
Si al final de la temporada pasada nos hubieran dicho que el Real Madrid se jugaría la Champions con Alaba como lateral izquierdo, Lucas Vázquez como lateral derecho, un canterano como pareja de Rüdiger en el centro de la zaga y Ceballos como el remedio más reclamado por la afición, nadie lo habría creído. Lejos de ser una realidad paralela, fue el reflejo de una planificación que ignoró todas las advertencias.
Con Carvajal y Militão lesionados de gravedad, el club optó por no reforzar la plantilla en el mercado invernal y continuar con lo que tenía. Y aunque en las últimas temporadas tengamos la sensacion de que los milagros existen, no siempre se materializan por Chamartín. El golpe de realidad llegó y el Real Madrid quedó retratado en un campo que dejó al descubierto una planificación deficiente de principio a fin.
DECISIONES CUESTIONABLES
Las especulaciones sobre la posible alineación fueron el pan de cada día hasta el pitido inicial del partido. Ancelotti volvió a apostar por los suyos, y los suyos volvieron a dejar al descubierto las costuras del equipo. Con un Arsenal defendiendo en bloque bajo, Carletto y su staff técnico optaron por un juego basado en centros laterales que, para sorpresa de absolutamente nadie, no encontraron rematador. Básicamente, porque no los hay. El Real Madrid realizó 33 centros, siendo este el partido con más centros abiertos en los últimos cinco años. De esos 33, solo 5 encontraron rematador. Para los amantes de los porcentajes: un 15 % de acierto.
Como posible solución, desde el banquillo se ordenó la entrada de Endrick, entre otros. El brasileño, con sus 1,73 metros de estatura, era la esperanza de una dirección técnica completamente perdida y sin ideas frescas. Antes de su entrada, Ceballos pisó un terreno de juego que pedía a gritos un poco de fútbol. Un fútbol que nunca se vio y que terminó por condenar al Real Madrid a un batacazo previsible, fruto de una planificación fallida, decisiones cuestionables, y una combinación de aptitudes y actitudes de algunos jugadores que dejaron mucho que desear.